viernes, 6 de febrero de 2015

La otra puerta (el recuerdo de un sueño)

    Acabo de soñar. Creo que acabo de soñar una historia aunque bien pudiera ser que ya mucho antes la haya soñado. Tal vez la leí en algún libro y no recuerdo.
    Era yo un escritor. Un escritor que también era coronel en algún ejército de alguno de esos del siglo XIX, seguramente orgullosamente nacionalista al servicio de algún rey o reina de turno. Yo no sé por qué he llegado a esta estancia. Al lado de la puerta de entrada, cincelada la madera con volutas ...artesanales, diestramente decorada, se hallaba otra de tamaño y formas semejante, aún más bella que la primera, pero incrustada en la pared cual obra de arte enmarcada en ella. Y sobre sí, en también madera laqueada como tal las puertas, un texto en el idioma del país que habíamos conquistado en esos años. Un texto que aún yo, deseoso de aprender aquí y allá de otras lenguas y otras historias, aún no conocía. Fue así que ordené acercar a un lugareño, no sé si fuera parte de nuestra misma tropa, que supo traducir aquellos signos. No recuerdo aún del todo y tal vez lo esté olvidando, pero aún la idea me ha quedado de esa historia que el lugareño nos tradujo:
   “He aquí la puerta original de este paraje que hubo de guardar la historia. La historia original quizás nunca se llegue a descifrar, pero alguna vez estuvo enhiesta en esta madera y en sus símbolos labrados sobre su madera virgen. No sabremos quizás nunca la trascendencia que allí se guarda, pero tales fueron reelaborados de la forma más digna y sabia en esa otra puerta que cumple su función de tal, aquí abierta o cerrada a la entrada de ustedes pasajeros de algún tiempo, como tal nosotros que la hemos querido mantener y cuidar sus signos, decir a Ustedes que ella guarda sus significados más profundos, ya ocultos, ya ignorados por la conquista de su pueblo original quien quiso mantener en ella para los suyos y para cualquier otro que por aquí pasare.”
   Así eran las palabras que acompañaban a la otra puerta. No sabré nunca qué hizo el coronel de ese tiempo o su ejército, o si acaso como tantas cosas que uno cree, fue todo un sueño.


Marcelo Firpo
(La Población- Córdoba- 22/01/2015)

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